
Llegó el día tan esperado, 1 de Mayo.
Seguramente muchos de nosotros nos vendrá a la cabeza escenas de las JMJ y reuniones que hemos tenido con el beato Juan Pablo II:
- En Santiago de Compostela , en el Monte del Gozo, Agosto de 1998. Esperábamos al Papa en la vigilia el día anterior. Dormíamos al raso en el monte (menos mal que no llovió, que para ser Galicia, nos hizo un regalo muy apreciado). En el suelo, bolsa de plástico grande de basura, que a su vez, nos tapaba. Dormíamos en saco. Recuerdo a "un valiente" haciendo footing, con pantalón corto, por todo el monte, de "madrugá". Todos le aplaudíamos al pasar a nuestro lado .
Íban nombrando a las distintas asociaciones y grupos, países que nos habíamos congregado allí. Cuando llegaba el turno en el que te nombraban, aplaudías, gritabas, te emocionabas. Gentes de todo el mundo, edad (aunque se suponía que era para jóvenes), color, ideología; tan sólo nos unía el amor a Jesús y al Papa, y era una unión muy intensa, sólo con eso bastaba, para volcarte en las necesidades de los demás.
Los ojos casi pegados cuando llegó el Papa al monte. En el momento de verlo, se te hacía un nudo en la garganta y emocionados chillábamos: "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo" y muchas cosas más. Se te olvidaban todas las incomodidades. Eran momentos muy, muy emocionantes.Para ser sincera, no recuerdo mucho el mensaje que nos transmitió (tenía poca edad, je,je), pero sí recuerdo el ambiente, que me encantó.
- En Roma, 17 de Mayo de 1992. Beatificación de Josemaría Escrivá de Balaguer. Plaza de San Pedro, nos situamos cerca de una barrera por donde iba a pasar. Llegó el momento, cámara a mano. Casi no podías hacer la foto de las lágrimas que te nublaban la vista.
- En Roma, 18 de Mayo de 1992. Misa de acción de gracias por la beatificación de Josemaría Escrivá. Celebramos el cumpleaños del Papa. Todos en la plaza cantamos cumpleaños feliz al Papa.
- En El Rocío, Huelva, no recuerdo bien la fecha, abril-mayo, 1993-4. La aldea del Rocío, abarrotada de gente. Pudimos ver al Papa asomado al balcón de la ermita del Rocío.
Sí recuerdo que el Papa nos dijo: "dejad el polvo del camino". Toda la aldea era puro polvo. ¿Cómo podíamos quitarnos ese polvo?; no era ese polvo al que se refería el Papa, sino al polvo de la tristeza, desesperanza, de la comodidad y muchas cosas más.
Os dejo, que me requieren mis churrumbeles.
En otra ocasión, sigo.
Me despido,
Ana de las Tejas Verdes.
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